Esta semana he visto 2 videos dónde mencionan el concepto de empatía. En uno decían que la empatía es sinceridad y honestidad y en otro que aquello que creemos que es empatía no es más que llenar tu espacio vacío de mierda ajena.
SINCERIDAD – HONESTIDAD – LÍMITES
A veces es dificil aplicarlo en los vínculos por el miedo que da perder al otro, afectar el vínculo, la ansiedad al cambio, la distancia y la separación.
Ha habido momentos donde los asuntos ajenos ocupan mucho espacio en mi mente por varias razones:
1. Los demás ocupan mas espacio que yo. Aprendí desde la infancia a hacerme pequeña, a no molestar, a no incomodar, a no ser una carga. Tanto que incluso cuando estoy pasando por malos momentos en mi vida “he estado para otros”, permitiendo que sus historias y dramas tengan mas espacio que las mías. Esto me ha generado mucho resentimiento conmigo misma por permitir este abuso y con el otro por su falta de consideración. Claramente, ni estoy para mí, ni estoy para el otro. Pierdo conexión conmigo y con la realidad, me disocio.
2. Aprendí a estar siempre disponible y a no decir que no. Decir que no ante cualquier petición de alguien cercano me da mucha culpa, pero como le dices a alguien “cállate, no quiero escucharte”. Lo mínimo que eso generaría, por lo menos en mí, sería una sensación intensa de rechazo y llanto, además de rabia.
3. Mi rol es mi núcleo familiar ha sido de sobrefuncionamiento, es decir, me encargaba del hogar desde muy pequeña, de mis hermanos y hermanas, de atender y cuidar a todos y ejercer mucho control para que todo estuviera bien y no me pegaran o regañaran, recibiendo así uno de los rechazos que más me dolía, el de mi madre. Ser la niña perfecta se convirtió en la forma de por lo menos no recibir su desaprobación. Eso generó en mi sistema un estado de alerta constante y un patrón de estar pendiente de todo. Soltar el control y relajar mi mente ha sido dificil para mí.
He aprendido a vincularme desde el rol de necesitada y a cargarme con cosas que no me corresponden y claramente esto se traslada al ámbito emocional donde, la mayoría de las veces, soy la fuerte y sostenedora y ha sido dificil modificar ese patrón y darle espacio a mi vulnerabilidad, dejarme sostener por otros, mostrarme.
Hemos aprendido que para tener un poco de atención debemos hacer mucho ruido. También he sido una persona ruidosa que ha ocupado espacio y hablado sin parar, aunque ello me genere culpa. También reflexiono frente a lo habituados que estamos de estar aventando nuestras narrativas por doquier, sin ni siquiera preguntar si el otro tiene espacio y disposición de recibirlo, escuchar o prestar atención.
Creo que la atención es un don muy valioso, que ha de ser preciado y no he de ponerlo en cualquier asunto. He de aprender a valorarlo.
Esta semana ha habido asuntos aparentemente ajenos que han ocupado espacio en mi mente, pero realmente no son tan ajenos, al final tienen que ver conmigo: con mi dificultad de ocupar mi espacio, o por las emociones que ello me genera, la rabia, la intriga, el chisme. La herramienta que he usado ha sido el The Work para darme cuenta de que cosas me competen a mí.
La sombra de todo esto es la dificultad para soltar, la mente resolutiva y controladora que contribuyan a la fantasía de omnipotencia de que todo depende de mí. (íntimamente relacionado con el sentimiento de culpa, porque, si todo depende de mí, que las cosas salgan mal es mi culpa).
Y algo que se ocupa mucho espacio en mi mente es la preocupación que se vuelve obsesiva. Al final creo que es un espacio que ocupa el MIEDO y la dificultad para sostener el vacío y la incertidumbre. Por qué pensé, enfoco toda esta atención en los asuntos de los demás, en preocuparme por otros (incluso me preocupa que mueran, porque ajá, la muerte está latente constantemente), para no hacerme cargo de la vida que quiero, pero luego pensé ¿acaso sé lo que quiero? El terror al vacío y la incertidumbre de no saber que hacer con la vida, de no saber hacia donde ir. Perdida…
Ahora bien, creo que, si prestamos atención a todo lo que ocupa nuestro espacio en lugar de simplemente tratar de ignorarlo, lo cual es inútil, porque entre mas intentamos ignorar un pensamiento u emoción, mas obsesivo e intenso se vuelve, podremos descubrir información muy valiosa acerca de nosotros mismos y darle presencia a todo eso que se esta moviendo. Una herramienta que me ha ayudado mucho ha sido el The Work1 de Byron Katie, que consiste en cuestionar nuestros pensamientos.
Todo pensamiento que consumen nuestro tiempo es susceptible de ser cuestionado y merece que lo veamos de frente. Asi quizá hagamos mas espacio para que otros pensamientos aparezcan y tomemos el hábito de practicar diariamente cuestionar nuestros pensamientos.
Dejó el link de la hoja de trabajo del The Work y del libro de Byron Katie. Conocí la herramienta por Elma Roura, quién en sus videos y libros explica de que se trata y muestra ejemplos.